Vivo en un país donde las personas están
divididas por horribles acontecimientos, recientes, tales como: personas
matando personas.
Lo que es peor: personas que ordenaron matar personas por pensar diferente. No hubo
crimen, no hubo delito… sólo hubo…. personas que pensaron diferente.
Luego: otras personas, que no fueron muertas
por aquellas personas, que mandaban a matar personas, lograron derrotar a las
personas que ordenaban matar personas.
Alegría se llamó el triunfo y veinticinco años
van desde entonces.
Hoy
las personas pueden elegir a las personas que los representarán, frente a otras
personas de otros países, incluso… del mismo país.
Cualquiera
pensaría, que tras los hechos recientes, el odio hacia el pensar diferente acabaría
por completo, pero no.
Hoy,
las personas que eligieron personas, deben soportar el constante ataque de
aquellas personas que eligieron otras personas, para que los, o nos, representen.
También
han de soportar a las personas, que no se molestaron en elegir personas, en un
intento infantil de parecer irreverentes.
Antes
se mataba por pensar diferente; antes de eso, se insultaba a quienes pensaron
diferente.
Hoy nos matamos por cosas diferentes y los
insultos son el gran “incentivo”, para que las personas piensen diferente.
¿En
qué se supone que somos mejor que antes?
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